20 junio 2010

LAS BICICLETAS SON PARA LA ISLA DE RÉ


Uno de los más famosos establecimientos de alquiler de bicicletas

Si hay una isla en la que la bicicleta es la protagonista de residentes y visitantes esa es . Viajeros que se traen su bici en el porta de su automovil o caravana, viajeros que alquilan en los múltiples establecimientos dedicados a este negocio a lo largo y ancho de la isla, residentes que guardan celosamente sus modelos en los garajes y que pedalean para ir al mercado, acercarse al puerto, pasear al atardecer...Todo el territorio está sembrado de este vehículo ecológico y que transitan por campiñas, bosques, marismas y litoral. Desde las casas, hoteles, campings...todo es un ir y venir: recorriendo las calles para observar su arquitectura de casas blancas y tejas rojas, los pequeños detalles en puertas y ventanas, al mercado donde se pueden adquirir baratas y riquísimas ostras, de compras a las tiendas de antiguedades o galerías de arte, hacia las largas playas de fina y blanca arena escondidas tras dunas e inclinadas hacia el Océano Atlántico, por  los parques naturales bajo la sombra de los árboles para comer al aire libre, buscando los bistrots, restaurantes o los locales de deliciosas crêpes saladas o azucaradas, a comprar un helado italiano en San Martín de Ré ...Bicis y más bicis. Todo un espectáculo natural, espontáneo y silencioso, tan apropiado en esta isla francesa situada frente a La Rochelle que ofrece y exige buen vivir, dejar vivir...entre un territorio que contiene 30 kilómetros de largo y 5 de ancho, con 10 encantadores y bien conservados "villages"...Con la primavera, Ré se hace más cosmopolita, más viva y mucho más vívida. Es uno de los lugares que te reconcilia con el placer sin estridencias. Nada es estridente. Todo fluye como las bicicletas, lenta, armoniosamente.

Adolescente delante de una tienda de antiguedades de Sant-Martin


Grupo de parisinos, prototipo de los residentes veraniegos en Ré


"Madame" frente a una de las cesterías  del pueblo  La Flotte 


Paseo familiar por una de las numerosas vías destinadas a las bicis


Esperando  a los amigos pacientemente sobre las dos ruedas


Dos residentes atravesando uno de los puertos de esta isla


La pareja de ancianos,  observando los bistrots del puerto


Al atardecer, un descanso del pedaleo en uno de los bancos del puerto


 Sólo la noche deja las calles vacias de bicicletas por toda la isla