16 enero 2011

LA REALIDAD CAÓTICA TUNECINA Y EL MARTIR-SÍMBOLO MOHAMED BOUAZIZ

Hubo un tiempo muy, muy cercano en que Tunez era turismo. Sus gentes te recibían con la mano en el corazón y una sonrisa como bienvenida allá donde fueras. Cerca de Tunez, en Marsala, un hotel de lujo representaba la calidad del hospedaje con sus largas playas: exquisito desayuno con productos de la tierra y dulces maravillosamente preparados. Todo era impecable. Los turistas vivían en una burbuja de lujo, a espaldas de esas calles de pobreza y arquitectura degradada no muy lejos de la exquisitez de la clase privilegiada que pasaba los días entre el golf, paseos a caballo por la playa y los quad o cócteles y cenas en las mansiones de las áreas residenciales entre diplomáticos, famosos, banqueros y empresarios...Bastaba recorrer en un taxi la "otra Tunez" para sentir que las desigualdades sociales herían a la buena gente tunecina que intentaba sobrevivir como buenamente le dejaban las circunstancias. El turista veía gente amable, hospitalaria y trabajadora.

Muy desesperado debe de estar un ser para inmolarse como Bouaziz

Esta imágen de Zohra Bensemra para Reuters simboliza la revuelta
en el corazón de la capital Tunecina
El joven Mohamed Bouaziz era uno de esos ciudadanos dignos que no pudo trabajar de informático. Sus estudios universitarios no le servían de nada y su lucha se centró en un pequeño puesto de verduras, hortalizas y frutas en la rural Sidi Bouzid. Puesto confiscado por agentes de policías tunecinos-dicen ahora que corruptos- que le arrebataron en un instante el sustento de una familia por no querer pagar un "impuesto" o soborno. Con rabia e impotencia, se inmoló publicamente y falleció el 5 de enero pasado, convirtiéndose en el símbolo de la lucha por la justicia social...Y ese gesto fue el detonante para que el mundo entero conociera la ira de una ciudadanía que reclamaba trabajo y justicia desde hacia largo tiempo. El martirio del joven informático no fue en vano y trajo consecuencias inmediatas impulsadas por la revuelta en las calles de compatriotas de Mohamed Bouaziz, una de ellas el derrocamiento del presidente Ben Alí huido a Arabia Saudí.
Una de las hoy calles vacías de la ciudad turística de Sidi  Bou Said
El Tunez turístico hoy no existe. El miedo se ha apoderado de las calles turísticas, hoy vacías. Los heridos y muertos aumentan de día en día. El caos y la lucha continúa y la incógnita crece. Se ha globalizado la corrupción de los poderosos y la impunidad de la que gozan, pero también es global el conocimiento inmediato que tienen los ciudadanos, gracias a las nuevas tecnologías que democratizan la información sobre las circunstancias de cualquiera que sea el país. Basta leer la prensa internacional en internet, las redes sociales, para saber el poder de la informática. Ya no valen en paises de Dictaduras, "blandas o duras", la socorrida frase de antaño "la prensa extranjera miente" que mantenía ciega a la población sometida a los dictadores-corruptos que generan hambre en proporción inversa a la fortuna personal en paraisos fiscales y el apoyo de algún pais "amigo".
El rico té con almedras dulces es uno de los "quita-hambre" de los  pobres
Expertos internacionales-especialmente en paises del Norte de África y Oriente Próximo-analizan el efecto de la revuelta en Tunez y se preguntan si esta revuelta será un modelo a seguir en paises vecinos-Argelia, Libia, Egipto, Jordania, Siria-,teniendo en cuenta su situación geográfica y la corriente cada vez más extendida del fundamentalismo islámico en un área donde la pobreza alcanza cuotas más altas que en el pais tunecino...Ese páis del joven informático que sólo buscaba trabajo. Como tantos de tantos paises que serían menos pobres si no tuvieran poderosos corruptos que quieren ser cada vez más ricos...Pero, ¿y si los más pobres, los ciudadanos del mundo que no tienen nada que perder salvo la rabia de la marginalidad,  tambien globalizaran su poder?...¿Qué sucedería?...Los compatriotas del joven mártir Mohamed Bouaziz están demostrando que su lucha ha podido con un poderoso presidente. Sólo lo ha hecho posible la injusticia, el hambre, la exasperación y el resentimiento hacia el nepotismo; cada vez más extendido éste último incluso en Estados considerados demócratas.