El desvalido hombre de la lujosa calle de Serrano Madrid
Aquí, al ver a este hombre, parece que ni siente ni padece de tantas ausencias de bondades de la vida y de tanta presencia de maldad diaria. No habla. No responde si le preguntas. No hace ningún gesto, aún siendo fotografiado; todo lo más gira la cabeza no se sabe si en un gesto de dignidad o ante el temor de que sus "tutores" puedan pensar que se ha prestado al juego de quien dispara su infortunio. Apenas llama la atención con una frase mecanicamente escupida, sin fuerza, como un gemido doliente y cuando se escucha ese sonido de lamento más que de petición de unas monedas, a este pobre desamparado se le sitúa en un agujero nocturno donde le piden cuentas de lo recaudado. No es descabellada esa esecena. Porque en esa leyenda urbanita creada en esta zona de lujo las voces describen una secuencia de malos tratos físicos al "mendigo lisiado" en la que los mismos indivíduos que le dejan sobre la acera y le recogen por la noche en coche o furgoneta si no están satisfechos con el montante obtenido por su explotado, le muelen a palos, no le darán de comer y le amenazarán.
¿Es sólo una leyenda originada en ese discurso "lo-sé-de-buena-fuente-digo-lo-que-me-han-dicho"?. De su historia, la mayoría de los vecinos saben-dice-mucho o todo: "Yo le doy siempre que paso por la calle porque me da pena. El pobre tan desvalido. Dicen que le pegan porque no saca mucho dinero". Esta mujer que observa el objetivo de la cámara se siente-dice- compasiva e impotente. "No se puede hacer nada", añade. ¿Nada?. ¿Es suficiente con dar una limosna compasiva? ¿Realmente no se puede hacer nada?.
"Legalmente-explica un agente municipal-no podemos actuar. Recibimos cientos de llamadas de personas que le ven y a quienes les indigna la situación. Hemos intentado llevarle a un lugar donde pueda vivir sin pedir, atendido porque necesita ser atendido como discapacitado que es. Pero no quiere, él es el que rechaza la ayuda y nosotros no podemos llevarnoslo contra su voluntad. A nadie se le puede retener en ningún sitio contra su voluntad. Es la ley".
¡Ah, las leyes, que siempre definen la justicia pero no lo justo!..transformando una situación en injusta. Leyes que impiden que este desarraigado sólo sea libre con la muerte física por cruel que parezca a las personas sensibles ...Ahora es una especie de zombi que emocional, mentalmente, está hivernando desde hace años. ¿Y esos indivíduos que aparecen con nocturnidad y alevosía reiterada?. ¿También hay una ley que impide esperar cerca de este mendigo a que aparezcan su captores y actuar por si son suceptibles de ser considerados explotadores?. ¿Estamos una vez más ante una red mafiosa como señala uno de los vecinos de la zona?..Para los transeúntes es fácil, ya lo dicen: "Todos vemos cada día cómo llegan los tipos que le recogen y cómo se lo llevan y si nosotros vemos qué pasa con este pobre diablo, tiene que verlo la policía"...Sí, él no es el único que pide. Cada día el número de mendigos crece y crece en las calles del mundo entero, pero hoy rescatamos la miseria de este ser penado en el asfalto, una de esas personas de la que el novelista Henry Miller diría "nadie es lo suficientemente pobre o pequeño para merecer ser ignorado".